Es difícil entender y conocer a las figuras públicas, esas sobreexpuestas en los medios y cuya imagen devoramos día sí, día también. Valentino Rossi es una de esas figuras. En un paddock normal en un circuito normal y en un GP normal es prácticamente imposible cruzarte con él en condiciones normales, o sea, caminando tranquilamente, hablando a la vista de todo el mundo. Es una de las cosas de las que te das cuenta. No es difícil entender que, Rossi, además de todo lo que le envuelve, es Historia viva de este deporte. Soy consciente de que las filias hacia él no son unánimes, pero supongo que sí el respeto.
El GP de Francia era especial antes de empezar. Al que le gusten las fechas, las cifras y esas cosas lo tendría marcado en rojo para ver hasta qué punto Le Mans hacía un guiño a la Historia. Ángel Nieto esperaba con cierta ansiedad que Rossi, al que él mismo ha calificado como uno de los más grandes del motociclismo de siempre, le igualase en victorias. Tenía que ser en Francia, en el mismo circuito en el que él consiguió su triunfo 90. Una victoria, con Derbi, a la que él mismo le resta importancia, y que considera como algo que le cayó, no algo ganado por superioridad. Pero era la 90. Rossi lo podía conseguir. No tenía la pole, ni el mejor ritmo en entrenamientos. Por la mañana del domingo se puso a llover, lo que hacía más imprevisible lo que pudiese pasar en carrera. Pero hasta la climatología le hizo un guiño a esa Historia: se secó la pista, y luego pasó lo que todos vimos, un triunfo 90 con el sello de muchos de los triunfos de Rossi. Como pasó con la 76 en 2005 en Sachsenring, Valentino se acordó de aquel al que había superado. Allí fue de Mike Hailwood, en Francia de Nieto. Ángel caminaba con una sonrisa en los labios los días previos a la prueba. Todo el mundo le preguntaba, todo el mundo se interesaba por él, que si era cierto que había una celebración especial, que cómo era... Se sentía importante, todo lo importante que puede ser alguien que ha hecho Historia en España. Y venía uno de Italia a reconocérselo. Me lo dijo Ángel, no se me ocurrió a mi, pero lo comparto: una de las cosas más importantes de Valentino es que ama a la moto, ama el motociclismo, es consciente de su historia, y la respeta. Y eso fue lo que hizo.
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